viernes, 11 de mayo de 2012


Ver llover, sentir el agua caer, oler la humedad a tu alrededor. Momentos en los que te sientas en la ventana y no te levantas, aunque estés empapado. Momentos en los que vas andando por la calle y empieza a llover, tu sin paraguas como siempre. Pero no te importa porque no lo necesitas, porque te encanta esa sensación.

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